A la hora de montar una piscina una de las cuestiones básicas que hay que tener en consideración es el material del estanque. Del material escogido dependerán la duración, la resistencia y el mantenimiento, entre otros aspectos. La fortaleza del acero implica que fisuras o daños estructurales tan solo podrían ser causados por una instalación incorrecta y no por agentes externos. Se puede decir que la piscina de acero inoxidable es indestructible.
En este sentido, uno de los materiales más habituales entre las piscinas fabricadas es el acero inoxidable, muy bien considerado por parte de los expertos debido a su resistencia. A principios de la década de los 90, el hormigón era el material más común en la construcción de piscinas. Sin embargo, el auge que experimentó este sector precisamente en estos años dio lugar a la aparición de nuevos materiales. Se empezaron a construir natatorios de pvc, a base de fibra de vidrio y también de acero inoxidable.
Las piscinas de acero
Las piscinas de acero inoxidable son de las mejor valoradas en el mercado porque son muy resistentes al agua. Una de sus principales características es su adaptabilidad: pueden construirse en cualquier tipo de suelos sin ningún tipo de inconvenientes respecto al estado del mismo. Por ello, estas piscinas pueden incluso montarse en suelos pantanosos o rocosos.
Este tipo de piscinas vienen ya diseñadas, por eso, a pesar de existir diversos modelos, las que tienen forma rectangular u ovalada son las que más buena acogida tienen en el mercado. El hecho de que sean piscinas prediseñadas suele responder a la necesidad de poder montar una piscina de buena calidad en un espacio reducido. Así, las piscinas de este material son los más indicados para aquellas personas que no disponen de un terreno amplio y espacioso. Si bien el modelo estándar suele estar pensado para espacios más reducidos, también existen piscinas de acero que pueden llegar a igualar las medidas de una piscina clásica de hormigón.
Ventajas del acero inoxidable
Como cualquier otra piscina, los modelos de acero inoxidable cuentan con una serie de ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas encontramos que:
Es un material muy resistente al agua
Es capaz de soportar grandes presiones de agua sin deteriorarse
Las terminaciones de las piscinas no tienen remaches o soldaduras por lo tanto facilita el desplazamiento de los bañistas sin ningún riesgo
Al ser un depósito soldado y todo del mismo material es inalterable a vibraciones, cambios de temperatura, etc.
En cuanto a limpieza e higiene, también existen ventajas: el acero es un material bastante limpio.
Al no ser poroso los organismos que se forman en el agua no se pueden adherir a las paredes de la piscina; así, la limpieza habitual suele ser sencilla.
Además, las piscinas de acero inoxidable suelen ser rectangulares u ovaladas, por lo tanto no nos encontraremos con lugares a los que sea difícil llegar o sean incómodos de limpiar.
Por último, el acero inoxidable es un material reciclable y, por lo tanto, ecológico. Asimismo, el consumo de agua se reduce debido a la ausencia de fugas.