Todo comenzó a tomar forma en el año de 1820 por los ingleses Stoddard y Farraday y el francés Pierre Berthier en 1821. Estos científicos señalaron que las aleaciones de hierro-cromo demostraban ser más resistentes a los ataques de ciertos ácidos, pero los intentos para producir aleaciones de cromo superiores no tuvieron éxito gran debido a que los científicos no habían entendido la importancia del bajo carbono.
En la historia de los aceros inoxidables Harry Brearley tuvo un papel muy importante, en el año de 1912 se le asignó la tarea de desarrollar una aleación para un fabricante de armas, se le solicito utilizar un acero donde prolongara la vida de sus cañones, los cuales se veían afectados por efectos de la corrosión. Brearley desarrollo y experimento aleaciones de acero que contenían cromo, en sus experimentos hizo varias aleaciones con contenidos del 6% al 15% de cromo con diferentes contenidos de carbono, para el año de 1913 Brearley había creado un acero con 12.8% de cromo y 0.24% de carbono, argumentando que era la primera vez que se desarrollaba un acero inoxidable, alrededor de esta historia hay varios mitos, algún relato de Brearley comenta que tiro a la basura un acero en desarrollo, para darse cuenta que este acero no se había oxidado en comparación con otros aceros, esta historia se asemeja a la experiencia que tuvo Alexander Fleming una década y media después.
Aunque hay mucho misterio y especulaciones detrás del descubrimiento de este acero maravilloso, no queda la menor duda de que sin el esfuerzo combinado de todos los científicos anteriores, metalurgistas y muchos más que no se mencionan no tendríamos un acero rico por sus propiedades y versátil como lo es el acero inoxidable que hoy en día tenemos a nuestro alcance.
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